domingo, 15 de diciembre de 2013

¿Me tendría que operar si tengo una hernia de disco?

La respuesta a esta pregunta es: depende.
En el artículo anterior explicaba cuales eran los supuestos en los que se debía operar un paciente con hernia de disco lumbar:
  1. dolor incontrolado con tratamientos analgésicos (incluido los tratamientos de la unidad del dolor) durante al menos 3 meses.
  2. la presencia de alteraciones esfinterianas de un Síndrome de Cauda Equina (o cola de caballo) por hernia discal masiva (anestesia en silla de montar y alteraciones esfinterianas). Este cuadro en ocasiones no duele y suele ocurrir en pacientes con hernias de disco ya conocidas que aumentan bruscamente de tamaño.
  3. la parálisis causada por la compresión de una raíz nerviosa.
  4. Estos supuestos se pueden dar aislados o combinados y siempre deberían poder explicarse los síntomas por los hallazgos en las pruebas de imagen (resonancia magnética).
  5. La presencia de alteraciones sensitivas aisladas como por ejemplo el hormigueo, si no van asociadas a los supuestos anteriores, aunque exista una hernia de disco asociada, no deberían intervenirse quirúrgicamente.
La fotografía que les presento corresponde a tres pacientes diferentes con hernias de disco grandes que han presentado un cuadro de dolor intenso (lumbociatálgico) sin alteraciones esfinterianas, sin síndrome de cauda equina ni alteraciones en la motilidad de las extremidades (sin parálisis). El dolor fue remitiendo tras iniciar un tratamiento analgésico combinado permitiendoles realizar una vida normal en la actualidad sin haber sido intervenidos quirúrgicamente.
Los pacientes se encuentran en seguimiento en la consulta con buena evolución.
En ocasiones los pacientes refieren que tras un periodo de lumbociatalgia que se ha resuelto les queda una sensación de hormigueo. Este síntoma aislado, sin los supuestos explicados anteriormente, no deberían justificar una intervención quirúrgica. De hecho en muchos pacientes intervenidos por hernia discal presentan estos síntomas sin que haya una compresión radicular tras la intervención. Con el tiempo estos síntomas suelen minimizarse permitiendo realizar una vida normal.

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